Existe una burbuja tecnológica en torno a la inteligencia artificial, que ha llevado a muchas empresas tecnológicas a tener valoraciones excesivamente elevadas, incluso afectando a un valor seguro como Nvidia (con un PER de 69.13, al 24/04/24).
De hecho ya se está comparando esta burbuja con la de las puntocom o las criptomonedas, olvidando que, aunque hubo un estallido y una caída momentánea que eliminó a muchos competidores sin base sólida, estas tecnologías demostraron ser no solo robustas, sino fundamentales para nuestras vidas.
La burbuja de la inteligencia artificial también estallará, como lo hicieron las anteriores, y llevará consigo a algunas compañías creadas con expectativas poco realistas, así como a una cantidad considerable de dinero de muchos inversores.
Hay demasiadas empresas buscando inversión, demasiados modelos y demasiada emoción. Es evidente y siempre ocurre. Es inevitable, una parte de la naturaleza humana que se amplifica enormemente en los mercados.
Sin embargo, aunque esta burbuja pueda explotar temporalmente, la inteligencia artificial está aquí para quedarse, y apostar por ella será lo que diferencie a las empresas con futuro de las que no lo tienen.
Como sucedió con la burbuja de internet: una cosa es la locura inicial por querer implementarla en todo, y otra es la necesidad inevitable de adoptarla. Después de la caída, vendrá la consolidación: modelos más fiables, entrenados con mayores garantías, con mejores tasas de precisión y una aplicabilidad más razonable.
Fuente: pexel, Enrique Dans
Rodrigo L. Barnes
Consultor de Marketing y Estrategia tecnológica
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